Las galletas de mantequilla de maní son un clásico atemporal que nunca pasa de moda. Suaves, tiernas y con ese inconfundible sabor a maní tostado, se han convertido en el dulce favorito de mi familia. Cada vez que las preparo, desaparecen en cuestión de minutos; ya sea a la hora del café, como merienda de tarde o para acompañar un vaso de leche fría, estas galletas siempre triunfan.
A diferencia de las galletas de maní crujientes, esta receta da como resultado unas galletas suaves y ligeramente masticables, perfectas para quienes disfrutan de una textura tierna y un sabor equilibrado entre lo dulce y lo salado. Después de probar muchas versiones, puedo asegurar que esta es la mejor receta de galletas de mantequilla de maní caseras que encontrarás.
¿Qué mantequilla de maní usar?
Puedes usar tanto mantequilla de maní cremosa como crujiente. Si buscas una textura homogénea y suave, la cremosa es la ideal; pero si te gustan los trocitos de maní en cada mordisco, la crujiente aportará un toque irresistible. En mi caso, suelo preferir la cremosa para esta receta, ya que le da a la masa una consistencia más sedosa.
Recomendación: Cuando se incorpora la mantequilla de maní a la masa, esta tiende a volverse más densa. Hacer las clásicas marcas con un tenedor permite que el calor se distribuya de manera uniforme durante el horneado. Gracias a este sencillo truco, las galletas conservarán su textura suave y tierna, por lo que conviene no saltarse este paso.
Ideas para variar la receta

Aunque estas galletas son deliciosas tal cual, puedes personalizarlas fácilmente:
- Añadir chispas de chocolate o trozos de chocolate blanco.
- Colocar un caramelo Rolo o un bombón en el centro antes de hornearlas.
- Decorarlas con M&M’s o trocitos de pretzel para darles un toque divertido.
- Hacerlas más nutritivas agregando avena en hojuelas a la masa.
Ingredientes
- 1 taza de mantequilla de maní cremosa (tipo Jif o Skippy)
- ½ taza de mantequilla sin sal, ablandada
- ½ taza de azúcar blanca
- ½ taza de azúcar morena
- 1 huevo grande
- 1 cucharada de extracto de vainilla
- 1 ½ tazas de harina de trigo
- 1 cucharadita de polvo para hornear
- ¼ cucharadita de sal
Preparación paso a paso
- Precalienta el horno a 180 °C (350 °F) y prepara dos bandejas para hornear con papel pergamino.
- En un tazón grande, bate la mantequilla de maní, la mantequilla, el azúcar blanca y la azúcar morena hasta obtener una mezcla suave y cremosa.
- Añade el huevo y la vainilla, y mezcla nuevamente hasta que todo se integre.
- En un tazón aparte, combina la harina, el polvo de hornear y la sal. Incorpora poco a poco a la mezcla anterior.
- Forma bolitas de masa de unos 2,5 cm de diámetro y, si lo deseas, pásalas por azúcar granulada. Colócalas en la bandeja dejando espacio entre cada una.
- Con un tenedor, presiona suavemente cada bolita de masa formando el clásico patrón entrecruzado.
- Hornea entre 8 y 9 minutos. No excedas el tiempo, ya que las galletas seguirán cocinándose con el calor residual.
- Deja enfriar en la bandeja por 2 minutos y luego transfiere a una rejilla hasta que se enfríen por completo.
Conservación

- Se mantienen frescas 3 a 4 días en un recipiente hermético a temperatura ambiente.
- También puedes congelarlas hasta por 2 meses en bolsas herméticas. Para disfrutarlas de nuevo, solo descongélalas a temperatura ambiente o dales un golpe de calor en el microondas.
Información nutricional (por galleta, aprox.)
- Calorías: 130 kcal
- Carbohidratos: 13 g
- Proteínas: 3 g
- Grasas: 7 g
- Azúcares: 7 g
El secreto para las mejores galletas de mantequilla de maní

El truco está en no hornearlas de más. Retirarlas del horno cuando aún parecen un poco blandas asegura que conserven su suavidad y ese toque masticable que las hace irresistibles.
¿Y tú, prefieres las galletas de mantequilla de maní suaves o crujientes? 🍪🥜